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El zahori

Acerca de Los Titiriteros de Binéfar

Cultura y titiriteros

Cuando sea mayor, quiero ser bandolero como tú”. Un moñaco se hace oír en la plaza de Troncedo mientras recorre atemorizado el sendero que le lleva al molino donde moler una talega de trigo portada a lomos de su burra Gitana. El bandido Cucaracha, que lejos de arrebatarle el grano le había entregado una bolsa con monedas de oro, le responde: “Zagal, si te portas bien, cuando seas mayor, serás director general de Cultura”. El misache había sido advertido por su madre, una humilde mujer víctima del cacique, de las correrías de este Robin Hood monegrino del XIX. Este es uno de los pasajes, con guiños al presente, del repertorio que desde hace años portan en su furgoneta por los rincones de España y Latinoamérica Los Titiriteros de Binéfar. Leyendas y cuentos macerados con espíritu festivo y pedagógico que bucea en la memoria –el mejor piropo que ha recibido Paco Paricio fue el de una niña que le espetó: me recuerdas a mi abuelo- y hunde sus raíces en la Institución Libre de Enseñanza, que tanto desprecia el prohombre encargado, en teoría, de dinamizar  la cultura aragonesa. Los Titiriteros se lo han currado con investigación, estudio, interminables ensayos, miles de funciones y la cuidada elaboración de marionetas de Pilar Amorós en la apuesta de un espectáculo para divertir e instruir. El señor Vadillo debería ir este verano, aunque solo fuera para aprender, a Abizanda donde, con el entusiasta apoyo del desaparecido alcalde Pedro Santorromán, los Titiriteros rehabilitaron para teatro y museo dos casas de este lugar de Sobrarbe. Al lado, la abadía con el museo de Religiosidad popular bajo el alma de Ángel Gari y la torre del siglo XI,  con exposiciones vanguardistas. El Festival Internacional de Títeres es una muestra selecta de una manifestación artística universal al que se acercaron  autores como García Lorca, Bergamín, Blanco Amor o Juan Ramón Jiménez. Es cultura que conjuga la excelencia próxima con la proximidad excelente a través de sentimientos de gentes que, en Aragón, se expresan en tres lenguas. De esa cultura, con o sin apoyos –la administración está para impulsar iniciativas creativas  que no cubren los bancos  u otras estructuras de poder y no para dinamitarlos-, que solo tiene cabida en épocas de libertad.

1 comentario

Óscar -

¡Bravo! Aún recuerdo cuando los Titiriteros estuvieron en la plaza de Belver... Pero hay quién no ha tenido plaza de pueblo en la que estar, y eso sí que es malo para la cultura.