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El zahori

sutiles diferencias

 

Vamos con el pie cambiado antes de que se concibieran medidas distintas para el ancho de vía. Cuando en Francia gobierna la derecha de Sarkozy, en España el socialismo de Zapatero. Y cuando en las Galias resurge casi de sus cenizas el socialismo con Hollande, en España la derecha del asustadizo Rajoy. Si en el sur de los Pirineos, se ralentiza el Canfranc, más  adeptos tiene la línea en Aquitania. Y cuanto más hemos peleado para el absurdo paso de la Travesía Central, más rechazo se genera Lourdes o Tarbes. El Gobierno galo introduce osos de Eslovenia, algo que en Aragón no gusta nada. En España, ha habido un terrorismo sangriento, pero si grupos corsos o bretones querían emularlo, sus movimientos eran atajados sin contemplaciones. Miterrand  se  vio implicado en 1985 con el atentado al  Rainbow Warrior sin mayores consecuencias. Por esa época empezaban a actuar los GAL y hasta un ministro acabó en la cárcel. En España gobierna  el PP con una extrema derecha agazapada en la esfera mediática. En la primera vuelta de las presidenciales para el Eliseo, Marine Le Pen obtuvo un notable apoyo, del 15 % .  Son diferencias coyunturales, pero hay otras. España es un país muy descentralizado, en Francia París es todo y las regiones pintan menos que el tal Pichorras en Pastriz.  La revolución de 1789 abrió la senda de  un país liberal. En Cádiz, la Pepa tuvo la vigencia de unos meses. Fue segada por el absolutismo de Fernando VII y resucitó fugazmente en el  trienio liberal. En su primer  acto como presidente, Hollande hizo una proclamación de laicismo e interculturalidad. En el  Hexágono, los edificios religiosos son del Estado. En Francia no se entendería, por ejemplo, que las visitas a una catedral, fueran gestionadas por el clero con una visión, como ocurre en la Seo, de pocas miras y sin que la administración que ha puesto el dinero de todos pueda participar. Ni tampoco que a un obispo homófobo, como el de Alcalá, le fuera vetada su presencia en actos oficiales. Entre otras cosas, porque excepto la misa del 11 de noviembre, conmemorando el Armisticio, no hay actos Iglesia-Estado. Ni los representantes institucionales  hacen la ofrendas a un santo, van a procesiones, como tampoco en la toma de posesión de ministros hay crucifijos. Ni menos en los salones plenarios de ayuntamientos.

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