El cierre de Canal Nou

Como ciudadano contribuyente estoy de acuerdo con el cierre de la televisión valenciana. Como periodista, también. La razón, el despilfarro. Canal Nou cuenta con más de 1.600 trabajadores, algo más que las plantillas Antena 3, Tele 5 y La Sexta juntas; su audiencia no alcanza el 4 %; está bajo sospecha por una investigación relacionada con la trama Gürtel; las contrataciones laborales han sido en muchos casos arbitrarias y el déficit acumulado es de 1.200 millones. Le doy la razón al presidente Fabra cuando dice que antes de cerrar una planta de hospital o una escuela prefiere acabar con un canal televisivo. Puedo discrepar en que las cosas se tendrían que haber hecho de otra manera y no como consecuencia de una sentencia que revoca un ERE chapucero. Como en otras actuaciones de la Generalitat Valenciana (Terra Mítica, Ciudad de las Letras y las Ciencias, la quiebra de la CAM), hace años que se deberían haber tomado medidas y proceder poco a poco a una gestión rentable, eficaz y trasparente. Lo de pedir responsabilidades a los gestores políticos por tales desaguisados ya ni lo digo. Como periodista me duele el hachazo laboral que afecta a más de un millar y medio de trabajadores y entiendo su cabreo. No comprendo, tanto, el prurito de dignidad que les ha entrado, cuando algunos de lo que los que protestan han tenido responsabilidades en una gestión informativa nefasta y manipuladora. Desde este medio, se ha venido haciendo una política de “agit prop” y se han silenciado hechos como el proceso de los trajes de Camps o las investigaciones y lagunas del accidente del metro de Valencia. Y se han emitido durante una larga temporada tertulias dirigidas por Isabel Durán con contertulios traídos de Madrid. Se imagine el lector la línea ideológica. Y todo porque dicen que la tal Durán entrevistó en su día a Francisco Camps, a este le gustó su estilo y la fichó. Ah!, se me olvidada, Canal Nou fue pionera de los programas basura con ese indigesto espacio “Tómbola”. Es verdad que todos estamos acongojados ante la pérdida de un puesto de trabajo, pero en fin, algo de dignidad… Siempre me ha inquietado esa degradación del periodismo que padecemos y la tele valenciana es un ejemplo. La de Madrid otro en derroche, agitación (como instigadora, por ejemplo, de la teoría de la conspiración del 11 M) e insignificante audiencia. Es verdad que todas las televisiones autonómicas no son lo mismo, pero quizás entra dentro de la sensatez pensar que en buscar una fórmula de gestión conjunta de la 2 y la correspondiente autonómica. Se optimizarían los recursos y se lograría una mayor proyección.
0 comentarios