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El zahori

Aragón. ¡Intervenidos!

Aragón. ¡Intervenidos!

No. No es lo mismo que lo que les ocurrió a los países PIG (Portugal, Irlanda y Grecia) pero se le parece. En Aragón estamos intervenidos y el Gobierno de España y el de la UE  van a vigilar al Ejecutivo PP-PAR qué dinero va a gastar,  cómo y en qué. Tras el descalabro de su línea de flotación  y por tanto del principal argumento de su política autonómica, la gestión de la presidenta Rudi  va a consistir en cómo resarcirse del déficit de 264 millones –según la metodología marcada por Madrid y las normas de la UE- o de los 81, según las propias cuentas realizadas en la sede del Pignatelli. Habrá que reconocer que ha habido  fallo en los sistemas de cálculo de ingresos y  una política desacertada mantenida en los últimos tanto por la coalición PP-PAR y la anterior del PSOE-PAR. En el último ejercicio, además, se ha lanzado el  Plan Impulso, un remedo de los ‘PLANER’ de Zapatero, destinado a pagar deudas pendientes y que ha servido para maquillar las cifras del paro, con un efecto gaseosa sin planificación a largo plazo.  Ahora, como hemos hecho muchos aragonesitos de a pie, hay que reducir  gastos. La tarea del consejero Campoy es complicada con unos presupuestos ya aprobados y en vísperas de la tempestad electoral de las europeas y las autonómicas  y municipales  del año próximo.  ¿Y por dónde? En privado, dirigentes y concejales del PP   de   muchos pueblos y ciudades - como antes ocurría con los del PSOE -  reconocen que se han hecho muchas cesiones al PAR. Dicho de otra manera que los nacionalistas han tenido  y tienen mucho más poder, con sus compartimentos estancos, que el que les corresponde  por los votos.  Una apreciación que no exime a los dos grandes de su responsabilidad en muchos dispendios. Ahora, antes que volver a tocar la sanidad, la enseñanza  o ayudas a la dependencia,  está claro que las empresas públicas, institutos,  organismos autónomos o patronatos muchos de ellos  controlados por los nacionalistas (Motorland, el IAF o el FITE) están en el punto de mira. Y también el dimensionamiento de la administración que en Aragón tiene seis niveles: la europea, central, regional, provincial, municipal y comarcal, está última muy bien tratada. Este panorama genera y sigue generando muchas duplicidades y gastos fácilmente amortizables amén del correspondiente clientelismo político.   Y puestos a racionalizar,  habrá que ir pensando en la optimización de recursos mediante acuerdos de las dos televisiones públicas existentes en  Aragón. De paso, eliminar algunos privilegios que  suponen muy poco, pero que tienen una misión ejemplarizante, como por ejemplo, uno entre otros, los 3 euros para el menú de los diputados. Por cierto, ¿qué hubiera pasado de seguir el anterior consejero, Mario Garcés al que sustituyó el dimitido José Luis Saz, y que entró con muchas ínfulas recortables,  resultaba  incómodo al PAR, a Biel y, o por molesto, o fruto de su propia ambición, fue defenestrado hacia arriba para ocupar el cargo de  subsecretario de Fomento de Rajoy?  

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