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El zahori

Recortes y comarcas

Sorpresas, lo que se dice sorpresas, no se esperaban de Luisa Fernanda Rudi. Como alcaldesa de Zaragoza dejó su impronta con unas cuantas macetas para aliviar las plazas duras  y alguna que otra decisión tomada por la presión popular como el soterramiento de las vías  del tren en Delicias.  Así que, en tiempos de crisis, su nuevo puesto va que ni pintado. El ejecutivo PP- PAR fue de los últimos en constituirse – las voces maliciosas dicen que porque Biel no quería perderse  la Vaquilla-. Y así, un año después,  seguimos expectantes a excepción de los sabidos recortes o contrarreformas sociales que, en Educación, son negados por la consejera Dolores Serrat y el portavoz Antonio Torres. En setiembre lo veremos y seguro que con disgustos. Y a Rudi, como a Iglesias, le toca bailar con el PAR, con un poder superior del que realmente le corresponde por representación. Se reducen drásticamente las partidas a la inmigración –de 2,5 millones a 900.000 euros- u otros servicios sociales; se racanea con la Universidad, se anulan las partidas a la rehabilitación … Pero las comarcas son intocables. El anterior consejero de Economía, Mario Garcés, lo tenía muy claro y se fue. Y cualquier dirigente popular reconoce que ‘conlaqueestacayendo’ este nivel de administración no tiene sentido. Ni mucho menos que cueste 5 millones de euros pagar a sus cargos políticos –algunos consejeros comarcales sin competencias-, ni que se construyan pretenciosas sedes como la de Calamocha que no se sabe si se podrá mantener o el proyecto para la Ribera  Alta. Al menos, en algunas zonas –Alcañiz o Graus, por ejemplo-,  se han recuperado edificios históricos. Los taimados peperos solo se atreven a decir en público que hay que reorganizar, reordenar competencias, conscientes de que no solo falla la coordinación  si no que la visión localista entorpece una planificación regional. Y los ciudadanos  se preguntan qué ambiciosos y estratégicos proyectos se llevan a cabo en las comarcas para qué  gocen de un rango político, a no ser el beneficio para los partidos por el clientelismo que genera el reparto de subvenciones y prebendas.  Qué le voy a hacer, cuando quitan un maestro, me retrasan una intervención quirúrgica o reducen la  asignación del paro me acuerdo de las comarcas, de los coches oficiales de las Cortes, de la tardanza en acometer la reestructuración de las empresas públicas, del coste de proyectos mediáticos… o Motorland.

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