EL ZAHORI: ESCUELA DE TODOS
Escuela de todos
Rafael Bardají
En Graus, estudié de crío en el colegio Joaquín Costa. Aún se alzaba el brazo en alto y se cantaba aquello de “De Isabel y Fernando el espíritu impera…”. Nada que ver con Educación para la Ciudadanía, asignatura de valores abiertos y democráticos que el ministro Wert quiere eliminar, a pesar del estirón de orejas del Consejo de Estado, para favorecer una enseñanza doctrinaria y religiosa. La escuela grausina, de la que aún siento en la garganta el sabor amargo de la leche en polvo de los americanos, podría haber tenido cualquier otra denominación porque de Costa no nos enteramos nada. Alguno de los más agudos zagales se atrevía a destacar que gracias al pensador podíamos correr por la calle Barranco en bicicleta. Pero nada más. En Graus se le puso más tarde el nombre de Baltasar Gracián al instituto. Y me consta que la comunidad escolar va sacando partido pedagógico del jesuita de Belmonte, y no solo de su estancia en la localidad ribagorzana, a pan y agua. En Zaragoza, está el instituto Miguel Servet. Desde hace años profesores y alumnos, con el papel decisivo de Daniel Moreno, tienen al de Villanueva como una excelente excusa para impulsar el teatro, trabajos docentes y de investigación. Una dinámica que sirve para conocer la figura de este hereje quemado por la intolerancia de Calvino y perseguido por la Inquisición Católica. El conocimiento en las aulas sobre este humanista que pagó con su vida la defensa de la libertad de conciencia se extiende a su influencia hasta la actualidad. Es una manera, como dijo este jueves Gemma Gonzalo, alumna de 2º de Bachillerato, de provocar la reflexión y análisis. Gemma y Pablo Jalón son autores, junto con otros compañeros, profesores y escritores, del VI tomo de los “Estudios sobre Miguel Servet”. Su capítulo, “Un diálogo actual sobre el Servet iconoclasta”, es un ejercicio sublime de debate entre dos posturas, la de la fe cristiana y la agnóstica. El acto de presentación del libro contó con José Luis Corral. La interpretación musical de Luís A. González, de “Los Músicos de su Alteza” envolvió de un clima intenso el salón de actos. El instituto Servet es otro ejemplo más de una enseñanza pública sin dogmas, participativa, plural, multicultural, creativa y con unos métodos pedagógicos llevados a cabo con rigor y entusiasmo. Que no sigan atenazando la escuela de todos.
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