Blogia

El zahori

EL ZAHORÍ: ESTULTICIA O CORRUPTELA

La mujer no ha gozado a lo largo de la historia de las mismas condiciones que el hombre. Es una obviedad que hay que repetirla. En los países donde está instaurada la sharia, ellas sufren todo tipo de agresiones empezando por no gozar de la mínima identidad y ni la más mínima voluntad. Son lapidadas por adulterio y ni siquiera  tienen derecho a la educación como ocurría con los talibanes en Afganistán. En Malí el ejército francés –que no digo que tenga intereses económicos y estratégicos con la  antigua colonia- ha liberado, o lo está haciendo aún, a sus habitantes de un régimen fanático, sin contar con el apoyo de sus socios europeos, y con el objetivo además de frenar el avance del islamismo radical que  tiene su base de operaciones en el Sahel y amenaza a la seguridad europea  con sus operaciones terroristas de Al Qadea  y sus ramificaciones.

En la España del franquismo, la justicia castigaba a la esposa infiel con distinto rasero que al marido adultero. La mujer debía contar con el permiso de  su cónyuge para obtener el pasaporte o tener una cuenta bancaria. Por desgracia, aun se suceden los episodios de malos tratos y agresiones mortales que eran bastante frecuentes en la época del dictador. Pero, y es lo que voy, el sexo femenino aunque no ha  logrado la igualdad plena, goza de los mismos derechos. Y además cuenta con una buena formación y conocimiento. Es del juez Luis Pascual Estivill la frase de que la mujer firma lo que le dice el marido y punto. El ex magistrado fue juzgado y condenado hace 13 años. Algunos de sus delitos consistían en chantajear a los acusados para liberarles de la pena o reducírsela. El aserto del juez pasó a la antología del subterfugio, mediante el cual prefería que su esposa fuera considerada ignorante y tonta antes que corrupta. La “estivillización” cuenta con adeptos. Sin ir más lejos la ministra Ana Mato. En medio de su aparente  candidez  no sabe nada o no se preguntaba de dónde provenían los recursos para pomposos de cumpleaños, bolsos de Louis Vuitton, viajes o el jaguar aparcado en el garaje. Era de su marido, Jesús Sepúlveda, aunque Hacienda diga lo contrario. Hay mujeres que se hacen la tonta o realmente son tontas antes de ser  tachadas de corruptas. Y el ejemplo de Ana Mato sirve para otra señora, la Infanta.

El Zahorí: De payasos y sufrimiento

QUE Rajoy y Rubalcaba  publiquen su declaración de renta y patrimonio me parece un ejercicio de transparencia, pero no es suficiente. Como ciudadano que soporta cada vez  más gravámenes impositivos y ve recortados sus servicios, me interesa además saber de donde provienen los ingresos. Es decir, una persona puede tener varias casas, un chalet, una finca de recreo, un jaguar y hasta un yate. Puede ocurrir que el ciudadano en cuestión sea muy tacaño y ahorre. O que haya recibido una herencia o que haya tenido suerte en la Bolsa. Sí busco conocer si tal acumulación es fruto, además  de un sueldo como servidor del Estado, de cobros del partido, de dietas de asistencia a comisiones y de representación en consejos de administración. Juan Alberto Belloch percibe un suculento sueldo –no desprecie señor alcalde con sus declaraciones a quienes son “cuatrocientoeuristas”- y dietas por asistencia a comisiones municipales – 1.000 euros en la mañana del último lunes_. Pero me descorazona aún más que dirigentes del PP se hayan embolsado cuantiosas cantidades en dinero negro tal como aparece en los  famosos papeles de Bárcenas. O que el matrimonio ya extinguido Sepúlveda-Mato haya recibido regalos de la trama Gurtel. “Si se quiere uno divertir, pues que contrate un payaso y se divierta lo que quiera”, dijo esta semana el presidente de las Cortes y del PAR, el incombustible José Ángel Biel al ser inquirido sobre la publicación de la renta de los parlamentarios, en un claro desprecio a  la ciudadanía y a los medios de comunicación. Claro que queremos saber señor Biel su declaración, una práctica extendida en otros  países democráticos. Pero no para reírnos, aunque le confieso que soy un fan de programas televisivos que se abordan estas cuestiones con humor, única manera de digerirlas. Le añadiré que aspiro a saber más, por ejemplo de dónde proviene un patrimonio, de las razones del por qué se mantiene una flota de vehículos con  chófer para los portavoces y miembros de la Mesa de las Cortes de Aragón cuando no veo que estén tan ocupados, o cuánto nos cuesta Motorland o de tanto consejero en las comarcas con sueldo. Y ya puestos, el déficit de las empresas públicas y si hay nepotismo. Y no para reírme si no para sufrir, preguntándome dónde van mis impuestos y si no podrían tener un destino mejor “conlaqueestácayendo” como, es un decir, contratar payasos para provocar una risa sana, que tanta falta hace..

surfistas y buceadores

El pibe de Policiales surfea en la red con la misma habilidad que un zapatero, ese bichito que se desplaza por las aguas mansas de estancas y ríos. Acaba de llegar a la redacción, mal pagado, con ganas de prosperar y desplaza así al veterano periodista buceador de sucesos,  Brena, de esos conocidos como de garra, que con sus 50 tacos se dedica ahora a artículos intrascendentes al estilo de por qué el 75% de las mujeres duerme boca arriba y el  60% de los hombres boca abajo. El pibe se mueve a impulsos entre su blackberry y el ordenador, escucha algún consejo del curtido profesional y, como no tiene bien trazados los mimbres en la cabeza, reduce, ‘googleando’ su búsqueda, a la información, más que al conocimiento. En una urbanización residencial de Buenos Aires tiene lugar una muerte oscura. Brena  goza de un olfato muy adiestrado fruto de compartir asados con policías y gentes de los altos y bajos fondos. Y de leer novela negra, historia y reportajes de actualidad. Por eso, intuye que lo ocurrido no es un suicidio como dice la nota oficial. Así, cuando ambos protagonistas, acompañados de una fajada y sensible escritora, acuden al lugar donde finalmente se produjo lo que fue un asesinato, el pibe de Policiales no hace más que disparar obsesivamente la cámara sin ver realmente lo su objetivo que recoge. Por su parte, la novelista y el veterano plumilla se fijan en cómo están distribuidos los muebles, en la colilla, en la marca de labios dejada en un vaso y en alguna fotografía cuya composición será la pista fundamental para desentrañar el crimen. Pero no crean, no es el libro al que me refiero –‘Betibú’, de Claudia Piñeiro– un homenaje a los más maduros y comprometidos del oficio. Porque finalmente, si no fuera por el pibe que es un hacha en las redes sociales, resolver el caso hubiera sido imposible. Recomiendo esta novela a quien le gusten cuentos de sucesos aderezados con un apunte social y por su calidad y amenidad. Pero, y es donde yo me puedo manejar mejor,  si es que me manejo en algo, mi interés reside en concluir que en este y otros cometidos no sobra nadie. Tan preciso es un periodista con memoria histórica y pasión, con plomo de linotipia en las venas, como el joven barbilampiño atrapado en Twitter. El mar, como la realidad, tiene superficie y profundidad.

Parlamentos oxidados

 

 

A falta de ideas ilusionantes, de proyectos nuevos y, sobre todo, de dinero,  para ejecutarlos,  un debate del estado de la región se queda un tanto oxidado y oxidada ya parece la propia denominación.  Es verdad que el objetivo de nuestras señorías no es el mismo que el de un programa televisivo de la tarde dirigido por la Igartiburu de turno. Un parlamento no está para entretener, pero busco entre las intervenciones de  los portavoces de los grupos y me suenan todas como ya oídas, como si de antiguas representaciones  se tratara. Cuando no hay asuntos destacados a abordar,  lo más recurrente es que los portavoces de los grupos apelen a supuestas diferencias ideológicas  en lo que parece un eco que se va repitiendo  en los diferentes escenarios políticos del país. Al final de la sesión, se aprueban un conjunto de resoluciones que sirven a los líderes para vanagloriarse de que gracias a las  transacciones realizadas se ha logrado un alto nivel de entendimiento. Pero cuestiones de calado, pocas, pues entre otras cosas, las decisiones de importancia tienen su origen en otros lares. En el viejo palacio moro de la Aljafería, no se acaba de encontrar el papel del parlamento en momentos de recesión. Ya hace unos años que se ha construido el aparato institucional y se han  elaborado las leyes más destacadas con lo que la dinámica parlamentaria crea una cierta desazón. Sé que no es fácil y no dudo de la  responsabilidad de los diputados,  pero los asuntos abordados en la Aljafería –es posible que ocurra en otras cámaras regionales- están muy lejos de la calle. Y es que el drama de estos tiempos no es otro que el de la comprobación por los hechos de que los márgenes de autonomía se reducen, salvo para administrar  los recortes y, no es nuestro caso, pedir la independencia como una manera conjurar la desesperación. Si un gobierno regional no tiene instrumentos para incidir en la vida de los ciudadanos, el ejecutivo y el parlamento pierden su esencia. Es verdad que conviene recordar - ahora que desde sectores centralistas es zaherido injustamente- que el estado de las autonomías ha contribuido a un desarrollo equilibrado de este país. Pero los tiempos son otros  y de lo peor que te pueden catalogar es de estar oxidado.

 

síntomas

En las pequeñas cosas, pequeñas porque no son motivo de debate de los enterados  tertulianos, se aprecian síntomas del comportamiento de los que mandan. El director general de Vivienda del Gobierno de Aragón, Rogelio Castillo, dimite de su cargo tras expresar periódicamente su malestar por los continuos recortes. Sin proyectos de vivienda, sin programas conjuntos con la Administración central y sin planes de ayuda a la rehabilitación, la función de este cargo político,  que por la cuota de reparto de poder le corresponde al PAR, se reduce a mínimos. Esta realidad es un indicador del bajo nivel de gestión de las instituciones en general. Si esos son los argumentos esgrimidos por Silva, su actitud me parece muy correcta. Ahora la pregunta es si hace falta sustituirlo dada la política de austeridad y la necesidad imperiosa “conlaqueestácayendo” de optimizar recursos. Me temo que imperará el criterio de pagar los servicios a algún militante. Otra posibilidad sería que en caso de ocupar este sillón vacío, desde la DGA se trabajara intensamente por aliviar la situación de aquellos desahuciados impelidos en su día a comprar un piso, animados por la hipoteca ideal.

Son evidentes los casos de distanciamiento entre la clase política y la ciudadanía. Y un indicador muy claro se reflejaba el jueves en las páginas de este periódico: El menú de los escolares es más caro que el de los diputados de las Cortes de Aragón. A un niño le cuesta 6,81 euros  y a un diputado, 3,05.  Se han suprimido las ayudas en los comedores escolares pero no el de sus señorías cuyo coste es además sustancialmente más alto. Seguro que con este chocolate del loro y otros como el  de los coches oficiales y sus escoltas,  se podrían atender a cientos becas de las que tan necesitadas están muchas familias.

Los gobiernos saben que para reducir las cotas de bienestar social  es preciso aplicar  un shock e infundir miedo en la población. Ya lo hizo Tatcher. Y un síntoma de esta doctrina fue la intervención policial el día 25 en la estación de Cercanías de Atocha con efecto sorpresa para los que llegaban y salían del metro o la impertinencia gratuita que tuvieron que padecer los integrantes zaragozanos del autobús que les llevo a Madrid, sometidos a un minucioso y vergonzante registro.  Son algunos ejemplos de estos tiempos en una sociedad con unos ciudadanos cada día con más razones para estar cabreados.

La tentación de la siesta

El zahorí de Rafael Bardaji

Ya está la canícula azotando y la siesta se convierte en una peligrosa tentación en estos tiempos de necesaria vigilia. El verano es tiempo propicio para que los gobiernos hagan de las suyas. Los colegios e institutos ya casi se han vaciado y es ya un buen momento para aplicar la reducción del profesorado. En setiembre se comprobará con indignación que los recortes, pese a ser negados por la Administración autonómica, se habrán producido. Cuando la sociedad está desarticulada, sin movimiento e inerte, es más fácil para la autoridad ejercer una política demoledora. Y lo que puede suceder en educación sirve también para la sanidad o los servicios sociales.  Las energías se adormecen en una época estival que para muchos españoles ni siquiera va a servir para el descanso pues difícilmente se puede uno evadir teniendo la espada de Damocles pendiente  sobre las cabezas. Hasta la siesta se convierte en un tormento sabiendo que al despertar todo será igual o peor. Que malo es el descaso cuando no hay proyectos. Y la sociedad, inerte, sin capacidad de reacción cuando tan clave es la presión ciudadana. Si no, allí está el caso de Carlos Dívar obligado a dimitir en una demostración de que la crítica sirve si va envuelta de un rearme moral. Pero, ¿Cuántos Divar seguirá habiendo en nuestro país en las distintas escalas sociales, en el mundo financiero o de la administración, que  han cometido incluso más  tropelías?  Nos quedan unos meses de incertidumbre por mucho que se aplaquen los mercados. Quizás, quizás, los tertulianos empiecen a olvidarse de análisis financieros y quinielas sobre el futuro  que tantas energías han gastado como  enterados de turno y vayan a  cuestiones más cercanas y palpables. Porque y, precisamente, con la que está cayendo, junto a la vigilancia fiscalizadora es obligado  ocuparse de cuestiones relacionadas con los cambios de actitud ideológica y de comportamiento ante un futuro que ya no será igual. Y tal apuesta se consigue no mediante el debate oportunista si no a través de una información más sosegada y elaborada dentro de  un pensamiento más profundo. No son unos meses para sestear. Es en estos momentos, con unas organizaciones políticas esclerotizadas, cuando se pone a prueba la capacidad de los pueblos. 

Analogías históricas

El zahorí de Rafael Bardají
La conmemoración de los centenarios obliga a poner el espejo retrovisor con el fin de refrescar nuestro pasado  y es una buena ocasión para conocer nuevas aportaciones del mundo  académico y una oportunidad para la divulgación.  Sin embargo, a menudo, el recuerdo de una efeméride da origen a interpretaciones que pretenden trazar paralelismos con situaciones presentes y determinar que  “cualquier tiempo pasado fue   mejor”. No seré yo quien quite importancia, que la tuvo, al acuerdo firmado hace seis siglos en la sucesión pacífica de Martín el Humano. En el desasosegado mundo en que vivimos, se reclaman grandes acuerdos políticos para superar situaciones críticas. Pero de allí a buscar, a través de la mitificación histórica, analogías  va un abismo. El  Compromiso evitó que los  aterrados pueblos del medioevo fueran víctimas de nuevas guerras y batallas por una cuestión dinástica. Un habilidoso Papa Luna y un milagrero y perseguidor de judíos con grandes dotes de convencimiento, Vicente Ferrer, fueron los artífices fundamentales del proceso político para designar al sucesor. No fue fácil y aún  así durante el interregno que va desde la muerte de Martín el Humano a la proclamación de Fernando de Antequera los enfrentamientos  entre facciones fueron frecuentes. Pero no olvidemos que todo se concibió por parte de pequeños y privilegiados sectores de la época feudal. El pueblo, bastante tenía con trabajar de sol a sol, aterrado por las pestes,  con su rendimiento absorbido por los impuestos de los nobles y el clero y con sus energías más jóvenes entregadas a las guerras de unos señores que protegían sus intereses a través de unos fueros hechos a su medida. Más del 95 % de los aragoneses, catalanes y otros pueblos del Mediterráneo  del siglo XV no vio muchos cambios en sus condiciones de vida. La realidad fue que para salir de la esclavitud   hicieron falta, no unos pactos, si no unos cuantos siglos y más de una revolución. Dicen que Bruselas avanza  hacia un compromiso, al menos financiero. Me  temo, sin embargo,  que, con su insaciable avaricia, los privilegiados señores que manejan los mercados quieren que acabemos todos envueltos en condiciones laborales similares a las que padece el pueblo chino. Si es así,  la revolución tendrá, no se sabe la fecha, su ocasión

Pueblos del Pirineo

El Zahorí de Rafael Bardají

 

Para unos territorios del Pirineo central como el Serrablo y el Sobrarbe  una carretera supone no ya salir de un aislamiento, una circunstancia en la que permanecieron durante siglos hasta hace 30 años, si no una mejores posibilidades de futuro. Afortunadamente, en la últimas décadas la brecha existente entre la ciudad y el mundo rural se ha ido cerrando, gracias a la mejora de las comunicaciones, de los servicios –habrá que luchar para que algunos de ellos como los educativos no se vean afectados por los recortes- y a la progresiva implantación de internet. Ya no hay diferencias entre el mundo urbano y el rural. Salvo la cercanía a la naturaleza, vemos la misma televisión, comemos igual, vestimos igual, hacemos las mismas cosas, hablamos de lo mismo y aspiramos a lo mismo.  El sentimiento de pertenencia a un pueblo, el contacto con la naturaleza y su disfrute  y una relación trabada en el mantenimiento folclórico de las costumbres y señas de identidad  marcan el contraste. La apertura ayer de un tramo del Eje Pirenaico, entre Fiscal y Yebra de Basa, hay que celebrarla pues acerca a unos pueblos y permite  un desarrollo turístico, comercial y de actividad económica. La obra inaugurada ayer evita el Cotefablo o la Guarguera, con trazados de principios del siglo pasado que, si no fuera por las dificultades orográficas y los medios de ingeniería existentes, parecían inspirados por la imagen de una cuerda en el bolsillo. Tal es su estado con sus innumerables curvas y desniveles. El Eje Pirenaico, proyecto diseñado  en los 80 y que va desde Gerona hasta Navarra,  rompe  con la concepción radial y con  la de una comunicación en la que las ciudades son el núcleo de atracción. Pero además, el eje  busca recuperar la relación perdida entre unos territorios montañosos víctimas de la industrialización de los 60 y 70 y del duro mazazo que supusieron los pantanos con la consiguiente hégira de sus habitantes. Y entre otros embalses el de Jánovas, uno de los mayores oprobios de la montaña, ahora en esperanzadora fase de restitución. Quedan aún muchos kilómetros, entre otros Ventamillo, con serias prescripciones  medioambientales, y la Solana, espacio deprimido donde se proyectó Jánovas. La crisis va a relegar estas inversiones, pero no se puede dudar que una carretera sirve tanto o más para unir los pueblos que una televisión autonómica. 

Del plomo a la nube


Los plumillas de la transición, con un tremendo bagaje de ilusión,  nos creíamos con cierto poder para cambiar el mundo.  Existía el reto de conquistar las libertades, tras 40 años de caverna, con la complicidad social. Un periodista se reputaba héroe si traía en su libreta una exclusiva de esas que hacían temblar. En unos medios era más fácil, pero recuerdo en los primeros que trabajé de becario (un emisora  de Huesca y un periódico de Zaragoza ya desaparecido)  cómo eran jaleados  los líderes de UCD o las promesas del PAR. Aún así, ingenuos nosotros, contentos  por introducir  matices. Los años pasaron y hubo un distanciamiento  con la clase política, cuando aparecieron zonas de sombra. Reclamábamos como panacea la independencia  de los partidos. A menudo, sin embargo, me asaltaba la sensación de que el verdadero poder  nunca era develado, el del personaje  – en Aragón el paradigma lo personalizábamos en Martínez Candial- que movía los hilos. El político se convertía en el muñeco del “pim pam pum”. Conviene ver varias veces la  película “Inside job’, que muestra la trama financiera corrupta estadounidense; de cómo se tejieron intereses, de la connivencia entre gobierno y  entidades –tan pronto secretario del Tesoro que había levantado  los controles financieros  se convertía en el Morgan de un gran banco- y de cómo los más sesudos  catedráticos emitían sus informes pagados por bancos con lo que la realidad era como quería el capital. La película me confirmó que esos periodistas venidos del plomo –empezamos con la linotipia- nos quedamos en una nube y no precisamente la informática en la que alojamos nuestros archivos. ¿Por qué es ahora cuando nos enteramos de las jubilaciones millonarias y corruptas maniobras? Los expertos  en “Inside job” se escudaban en que todo es muy complejo.  Y si algún aguerrido asambleísta conocía hechos, mejor era no menear el chanchullo.  ¿Para qué? Si no se iba a publicar. Y, si se difundía, peligraba la credibilidad del banco y los puestos de trabajo.  Ahora la emergente UPyD logra que la Justicia investigue a los dirigentes de Bankia.  Los partidos grandes, callados -¿deberán algún crédito?-. Mientras, los ciudadanos, víctimas inocentes de la que “estacayendo”  reclamamos que alguien pague por tanto desastre generado.

Recortes y comarcas

Sorpresas, lo que se dice sorpresas, no se esperaban de Luisa Fernanda Rudi. Como alcaldesa de Zaragoza dejó su impronta con unas cuantas macetas para aliviar las plazas duras  y alguna que otra decisión tomada por la presión popular como el soterramiento de las vías  del tren en Delicias.  Así que, en tiempos de crisis, su nuevo puesto va que ni pintado. El ejecutivo PP- PAR fue de los últimos en constituirse – las voces maliciosas dicen que porque Biel no quería perderse  la Vaquilla-. Y así, un año después,  seguimos expectantes a excepción de los sabidos recortes o contrarreformas sociales que, en Educación, son negados por la consejera Dolores Serrat y el portavoz Antonio Torres. En setiembre lo veremos y seguro que con disgustos. Y a Rudi, como a Iglesias, le toca bailar con el PAR, con un poder superior del que realmente le corresponde por representación. Se reducen drásticamente las partidas a la inmigración –de 2,5 millones a 900.000 euros- u otros servicios sociales; se racanea con la Universidad, se anulan las partidas a la rehabilitación … Pero las comarcas son intocables. El anterior consejero de Economía, Mario Garcés, lo tenía muy claro y se fue. Y cualquier dirigente popular reconoce que ‘conlaqueestacayendo’ este nivel de administración no tiene sentido. Ni mucho menos que cueste 5 millones de euros pagar a sus cargos políticos –algunos consejeros comarcales sin competencias-, ni que se construyan pretenciosas sedes como la de Calamocha que no se sabe si se podrá mantener o el proyecto para la Ribera  Alta. Al menos, en algunas zonas –Alcañiz o Graus, por ejemplo-,  se han recuperado edificios históricos. Los taimados peperos solo se atreven a decir en público que hay que reorganizar, reordenar competencias, conscientes de que no solo falla la coordinación  si no que la visión localista entorpece una planificación regional. Y los ciudadanos  se preguntan qué ambiciosos y estratégicos proyectos se llevan a cabo en las comarcas para qué  gocen de un rango político, a no ser el beneficio para los partidos por el clientelismo que genera el reparto de subvenciones y prebendas.  Qué le voy a hacer, cuando quitan un maestro, me retrasan una intervención quirúrgica o reducen la  asignación del paro me acuerdo de las comarcas, de los coches oficiales de las Cortes, de la tardanza en acometer la reestructuración de las empresas públicas, del coste de proyectos mediáticos… o Motorland.

Esperanza Aguirre

Esperanza Aguirre es una persona  singular. Sabe estar siempre en el centro del debate mediático. Ya sea por  su atuendo en ocasiones sorprendentes o cuando hace  gala de un populismo demagogo que le movió a decir que el encuentro de la Copa del Rey entre el Madrid y el Atlethic se debería  jugar a puerta cerrada si había silbidos al himno. Es mujer de gestos y acciones precipitadas. Más de una le salen mal, como aquel nombramiento de Jesús Neira como presidente del Observatorio  contra la Violencia de Género tras sufrir un brutal apaleamiento  al intentar defender a una mujer agredida. Neira pronto pasó de héroe a villano. Aguirre ha logrado borrarse la imagen de patosa e inculta como ministra de Educación. A ella se le adjudican entre otros deslices el de entender que Saramago era una tal Sara Mago. Llegó a la presidencia de Madrid tras el oscuro episodio del Tamayazo y desde entonces mantuvo sonados encontronazos con el alcalde z Gallardón. Ha convertido Tele Marid en el mejor  vehículo del “agit prop”  con una constante  inyección de dinero público y una deuda que alcanza los 200 millones, cifra aún así inferior a la de su homónima Canal Nou que debe más de 1.100, ambas con una línea editorial cercana a la caverna.  Quizás para  enjugar la polémica del desvío de déficit, Esperanza Aguirre anuncia un plan para ahorro de mil millones de euros. Y entre otras de las medidas no duda en reducir la mitad de los escaños de la Asamblea, de 129 a 65. No es tarea fácil pues hay que reformar el estatuto  y esa medida requiere el consenso. Bien pensado, aquí tampoco pasaría nada por disminuir  el número de parlamentarios autonómicos. Tal vez  se encuentre con el apoyo de Rubalcaba que en campaña  electoral apostó por la desaparición de las diputaciones. En todo caso, Aguirre tiene un punto de osadía. Mil millones de reducción, mientras en Aragón se anuncia algo más de un millón entre el tajo a las empresas públicas y la desaparición de la oficina de Madrid. Justo lo que nos cuestan los  coches oficiales y escoltas de portavoces y  miembros de la Mesa de las Cortes de Aragón. Ah! Si desparecieran las asignaciones a los cargos políticos de las comarcas, nos ahorraríamos otros cinco millones. Pero eso, según Biel, con la que está cayendo, no tiene importancia.

Por el mundo y callejeros


Miles de jóvenes inician cada año su éxodo en busca de mejor fortuna. Francia, Alemania, Australia, Estados Unidos o Latinoamérica se convierten en lugar de destino de una generación a la que la sociedad ha ido formando en una inversión para su propio desarrollo y para el del  país. En la España en que nos encontramos no hay sitio donde desarrollar las habilidades. Una buena formación, el aprendizaje de idiomas, la actitud abierta ante el mundo, la complicidad  de la amistad sin barreras permiten, al menos, encontrar  vías para la esperanza personal. Otra cosa distinta es que  el esfuerzo de todos con nuestros impuestos –el albañil, carpintero, policía, agricultor, basurero, pescador o, arquitecto- no revierta a la sociedad de la que formamos parte. De los conocimientos y sabiduría adquiridos en los institutos, centros de formación y universidades obtendrán sus créditos los países receptores. Pero una cosa queda clara, con una buena educación y  visión cosmopolita es más fácil desenvolverse en la vida. Por eso estremece  que para pagar los abusos de especuladores y malos gestores se quite dinero a la Educación. Todas las razones serán buenas para la movilización y la protesta por parte de docentes, padres y alumnos que exigen el mantenimiento de la calidad de la enseñanza. Y  muy, cuando menos,  incómodo debe ser, si tienen conciencia, el papel de los gestores la Educación en nuestro país. Nuestra comunidad  es ahora el mundo, muy distinto al que se aventuraron nuestros abuelos cuando ir a Suiza o Alemania significaba integrarse en un gueto y con dificultades de expresión. Hoy, muchos de nuestros jóvenes llevan en su esencia un espíritu abierto,  dosis de movilidad y facilidades de expresión. Hay skipe, vuelos baratos y trasladarse a Berlín o París es más asequible que cuando en los 60 acudíamos  a Madrid o Barcelona.  Más difícil  lo tienen quienes se han arraigado con la hipoteca en el territorio, quienes han ganado dinero trabajando –no me refiero en este caso a los tiburones financieros-  al albur de la bonanza, sin pensar en la formación. O quienes ya no están para los trotes de  ponerse el mundo  por montera. Si desconsolador puede resultar formar parte, a la fuerza, de la legión de españoles por el mundo,  mucho más duro es integrarse en la tribu de los callejeros. 


sutiles diferencias

 

Vamos con el pie cambiado antes de que se concibieran medidas distintas para el ancho de vía. Cuando en Francia gobierna la derecha de Sarkozy, en España el socialismo de Zapatero. Y cuando en las Galias resurge casi de sus cenizas el socialismo con Hollande, en España la derecha del asustadizo Rajoy. Si en el sur de los Pirineos, se ralentiza el Canfranc, más  adeptos tiene la línea en Aquitania. Y cuanto más hemos peleado para el absurdo paso de la Travesía Central, más rechazo se genera Lourdes o Tarbes. El Gobierno galo introduce osos de Eslovenia, algo que en Aragón no gusta nada. En España, ha habido un terrorismo sangriento, pero si grupos corsos o bretones querían emularlo, sus movimientos eran atajados sin contemplaciones. Miterrand  se  vio implicado en 1985 con el atentado al  Rainbow Warrior sin mayores consecuencias. Por esa época empezaban a actuar los GAL y hasta un ministro acabó en la cárcel. En España gobierna  el PP con una extrema derecha agazapada en la esfera mediática. En la primera vuelta de las presidenciales para el Eliseo, Marine Le Pen obtuvo un notable apoyo, del 15 % .  Son diferencias coyunturales, pero hay otras. España es un país muy descentralizado, en Francia París es todo y las regiones pintan menos que el tal Pichorras en Pastriz.  La revolución de 1789 abrió la senda de  un país liberal. En Cádiz, la Pepa tuvo la vigencia de unos meses. Fue segada por el absolutismo de Fernando VII y resucitó fugazmente en el  trienio liberal. En su primer  acto como presidente, Hollande hizo una proclamación de laicismo e interculturalidad. En el  Hexágono, los edificios religiosos son del Estado. En Francia no se entendería, por ejemplo, que las visitas a una catedral, fueran gestionadas por el clero con una visión, como ocurre en la Seo, de pocas miras y sin que la administración que ha puesto el dinero de todos pueda participar. Ni tampoco que a un obispo homófobo, como el de Alcalá, le fuera vetada su presencia en actos oficiales. Entre otras cosas, porque excepto la misa del 11 de noviembre, conmemorando el Armisticio, no hay actos Iglesia-Estado. Ni los representantes institucionales  hacen la ofrendas a un santo, van a procesiones, como tampoco en la toma de posesión de ministros hay crucifijos. Ni menos en los salones plenarios de ayuntamientos.

del bichito de Sancho Rof a Gallardón

¿SE acuerdan de aquel bichito tan pequeño que si se cae de la mesa se mata? El ministro de UCD, Sancho Rof, en una manera como otra cualquiera de frivolizar descubrió desde la tribuna parlamentaria la causa de la masiva intoxicación fraudulenta de la colza. Felipe González denigró a los aragoneses al denunciar que algunos “se sientan en el botijo y no lo sueltan cuando otros pasan sed». Sus palabras fueron rematadas años más tarde con ese ‘paseo militar’, en el que dijo el ahora y anterior ministro, Arias Cañete, se iba a ejecutar el trasvase. Hace tres años, Leire Pajín no se destacó como profeta cuando anunció que se iba a producir una constelación astral durante la presidencia de España de la UE. El alcalde de Valladolid recurrió a una de las sentencias más groseras, sexistas e indignantes que se conocen al aludir a los ’morritos’ de la entonces ministra. En Aragón, tampoco faltan perlas de distinto signo. En 1985, Marraco aventuró que, si España no seguía en la OTAN, regresaríamos al tiempo de las alpargatas. Hipólito convocó elecciones “por imperativo legal”, en un prurito de dignidad autonómica. Marco se imaginó a Teruel tan rico como un Kuwait. Lanzuela se entregó a Aznar: “Aquí nos tienes señor presidente, utilízanos”. Y en su partido se comparó al Nobel Rubbia con Cristóbal Colón por su invento del ‘Rubbiatron». En fin,  muy parecido a ese otro tongo, el de Gran Scala, del que Biel dijo que no se iba a engendrar algo similar desde los Reyes Católicos. A Iglesias no se le conocen expresiones ocurrentes. Es el único que repitió, tres veces. Y Rudi va por el mismo camino. Algunas frases, solo algunas, son fruto de cierta enajenación iluminada de carácter temporal que se infiltra en la mente del gobernante. Otras tienen más calado y demuestran la catadura de quien las emite. Gallardón -cuyo infantilismo tanto puso de manifiesto cuando no fue designado candidato a diputado hace cuatro años- ha expresado que existe «una violencia de género estructural que obliga a abortar». Pues ¿qué hace su gobierno con la legislación laboral y social para evitr ese acoso? 

En todo caso, la cita que más me impresionó por ser mentira absoluta y alevosa fue la de Aznar al justificar la guerra de Irak porque “Sadam tenía armas de destrucción masiva”.

China y Marruecos

China y Marruecos

 

Antes, las crisis que conocíamos venían del cielo. El agricultor vivía en la más absoluta  inseguridad. Una sequía como las que estamos padeciendo, ¡eso sí que era una crisis! La única esperanza estaba en las rogativas, pero las plegarias empezaron a perder  fuerza  conforme la ciencia fue desplazando a la fe en el índice de valores de Occidente.  Ahora, el hombre del campo escruta el tiempo obsesivamente en la prensa, la televisión o el internet. Pero además tiene que estar al tanto no solo de las maniobras especulativas de los mercados, de Irán y sus consecuencias en el precio del gasoil, las agencias de rating o los movimientos de la bolsa agrícola de Chicago y sus tiburones que almacenan el producto a la espera de liberarlo en el momento oportuno. En parecidos términos se expresaba ayer un labrador del Pirineo mientras apuraba el último trago y observaba sus fincas secas. En la radio se oía el cabreo de los hortofruticultores por el acuerdo alcanzado entre la UE y Marruecos que va a permitir la entrada de productos alauíes con la consiguiente competencia al sector español. Y hay razones para la inquietud, porque, las frutas y hortalizas marroquís son de calidad y los salarios, más bajos que los de los jornaleros españoles. No tanto como los obreros chinos cuyo régimen laboral roza la esclavitud con el agravante de que los productos de sus fábricas que  invaden las estanterías de los “Todo a cien” son de mala factura. Su implantación ha dado al traste con miles de pequeños negocios. Las mismas consecuencias teme el campo ibérico.  Hace 50 años, fenómenos como estos eran más lentos y se producía, al no estar tan desarrollado,  en un radio geográfico más pequeño. En este mundo globalizado no se sabe por dónde nos viene el aire, que ya no solo es el cierzo o ventisca de puerto. Pero, si admitimos las baratijas orientales  -cuántas bagatelas de San Valentín, salidas de las fábricas de la provincia de Zhejiang, se habrán regalado estos días-, qué razones nos autorizan a mantener leyes protectoras para frenar a nuestros vecinos del sur. Y así podríamos llegar a otros argumentos peligrosos como las subvenciones de la PAC, que tan severamente castigan a África.

 

 

baratijas chinas y frutas marroquís

Antes, las crisis que conocíamos venían del cielo. El agricultor vivía en la más absoluta  inseguridad. Una sequía como las que estamos padeciendo, ¡eso sí que era una crisis! La única esperanza estaba en las rogativas, pero las plegarias empezaron a perder  fuerza  conforme la ciencia fue desplazando a la fe en el índice de valores de Occidente.  Ahora, el hombre del campo escruta el tiempo obsesivamente en la prensa, la televisión o el internet. Pero además tiene que estar al tanto no solo de las maniobras especulativas de los mercados, de Irán y sus consecuencias en el precio del gasoil, las agencias de rating o los movimientos de la bolsa agrícola de Chicago y sus tiburones que almacenan el producto a la espera de liberarlo en el momento oportuno. En parecidos términos se expresaba ayer un labrador del Pirineo mientras apuraba el último trago y observaba sus fincas secas. En la radio se oía el cabreo de los hortofruticultores por el acuerdo alcanzado entre la UE y Marruecos que va a permitir la entrada de productos alauíes con la consiguiente competencia al sector español. Y hay razones para la inquietud, porque, las frutas y hortalizas marroquís son de calidad y los salarios, más bajos que los de los jornaleros españoles. No tanto como los obreros chinos cuyo régimen laboral roza la esclavitud con el agravante de que los productos de sus fábricas que  invaden las estanterías de los “Todo a cien” son de mala factura. Su implantación ha dado al traste con miles de pequeños negocios. Las mismas consecuencias teme el campo ibérico.  Hace 50 años, fenómenos como estos eran más lentos y se producía, al no estar tan desarrollado,  en un radio geográfico más pequeño. En este mundo globalizado no se sabe por dónde nos viene el aire, que ya no solo es el cierzo o ventisca de puerto. Pero, si admitimos las baratijas orientales  -cuántas bagatelas de San Valentín, salidas de las fábricas de la provincia de Zhejiang, se habrán regalado estos días-, qué razones nos autorizan a mantener leyes protectoras para frenar a nuestros vecinos del sur. Y así podríamos llegar a otros argumentos peligrosos como las subvenciones de la PAC, que tan severamente castigan a África.

la fascinación turiasonense

Tarazona, fascinante

Rafael Bardají

Por aquella época, hace ya 30 años, a los periodistas nos tocaba cubrir las manifestaciones de los obreros de Textil Tarazona, empresa cuya crítica situación era exponente del declive industrial del Moncayo. Cientos de puestos de trabajo se fueron al garete y la comarca quedaría marcada en su futuro a pesar de algunas iniciativas surgidas en los años 90, como el caso de la empresa de cableados Delphi ya desaparecida al inicio de la crisis que padecemos. Por esos años no faltaron algunas desventuras a la sombra del Moncayo, cuando en una ocasión fallecieron tres montañeros. A principios de los 80, la catedral de Tarazona estaba cerrada. Por allí pasaron arquitectos como Ricardo Aroca o Pérez Latorre y las obras recibieron un serio impulso en los últimos años bajo la acertada dirección de los hermanos Aguerri. En una situación económica difícil, la apertura del monumento en 2011 –esta semana ha recibido el espaldarazo de los Príncipes- ha supuesto un revulsivo para una localidad que junto a su capacidad para organizar eventos –Tarazona Foto, Escuela de Traductores, exposiciones- ha sabido guardar con celo sus riquezas patrimoniales encerradas en la plaza de toros, el laberíntico barrio del Cinto, el palacio de Eguarás, la explotación y difusión de la Judería donde se ha entregado Javier Bona, o el edificio de la Lonja del XVI, sede del Ayuntamiento, y en cuyo friso se representa la marcha de Carlos V tras su coronación en Bolonia. Recordemos que el boato del acontecimiento marcó a Miguel Servet. Al sijenense le inspiró la obra ‘Restitución del Cristianismo’ con tan trágicos disgustos con la ortodoxia católica y calvinista. La ciudad del Queiles reúne, además, entre sus atractivos un misterioso entorno presidido por el Monasterio de Veruela, sus evocaciones becquerianas y los aires de aquelarres de Trasmoz. Aún queda mucho por hacer, pero las pinceladas expuestas indican que rebuscar en nuestras riquezas da buenos resultados frente a la fascinación cegadora de la Torre del Agua (40 millones de euros de inversión), el pabellón puente (80 millones), varados en la orilla del Ebro, del pretencioso Centro de Arte contemporáneo de Pablo Serrano (27 millones) o el falso hechizo de Gran Scala. La experiencia de la Seo turiasonense es similar a la de la Seo de Zaragoza, una catedral cerrada también durante tres décadas y en la que, a diferencia de la de Tarazona, desde su restauración a finales de los 90, no se ha podido establecer un compromiso institucional para darle la difusión que se merece el monumento más interesante de Aragón y que tiene unos valores que van más allá de los puramente religiosos o artísticos.

 

Emilios de márketing

‘Emilios’ de márquetin

 

 

 

Tengo un amigo, Mariano, que el 1 de enero me envía un sms con mi nombre y un texto cargado de complicidad. Es al único que contesto pues ha empleado su tiempo  en mostrarme su afecto. Y Mariano me responde que tiene el dedo índice destrozado de tanto darle a la tecla del teléfono para poner en cada envío un sentimiento diferenciado.  Estos días, el correo electrónico es invadido por  ‘emilios’ impersonales, propios de agresivas técnicas de márketing, en los que el autor ni siquiera se ha preocupado de encabezarlo con un ‘querido  Rafael’. En muchos de ellos,  el emisor ignora quienes son los destinatarios, pues un ayudante es el encargado darle a intro tras la selección de una lista protocolaria. Satisface que algunas personas se sirvan de las nuevas tecnologías para cultivar la amistad, pero me cabreo cuando otros muchos van al directorio de su móvil y, ¡hala!, de una tacada, la misma redacción. Así  pretenden quedar bien. Es lo bueno y lo malo del mundo en red. Sirve para el trabajo y, si se sabe seleccionar y jerarquizar, para recibir información. Pero, me temo que en esta orgía de envíos nos volvemos frenéticos y desconsiderados. Cada vez nos cuesta más coger una pluma o bolígrafo y construir una historia íntima y  personal. Ya admito la frustración  al acudir al buzón y no encontrar misivas del amigo, la hermana, una antigua novia, el conocido en el viaje a París o el antiguo compañero de la mili en Ceuta.  El cartero solo ha dejado publicidad, felicitaciones de cumpleaños de El Corte Inglés  y papeles de banco no siempre de buen agüero. Pero no me acostumbro a la oleada de sentimientos de bazar, sin alma. Se echa en falta el ejercicio creativo de escribir una carta, utilizando códigos que se adivinan en el trazado  de la letra, imposibles de presagiar  en la ‘time news roman’. Y una voluntad mayor que conlleva el rito de  empezar la primera línea  hasta echar el sobre con sello  en la boca del león de Correos. Pero no ve voy a poner tan nostálgico. Valoro las ventajas tecnológicas, aunque me temo que esta intempestiva conducta no favorece recrear sentimientos. Quizás es que después de leer las inéditas  ‘Memorias’ de Joaquín Costa, escritas en el XIX  -edición de Juan Carlos Ara-, me dé coraje ahora perderme testimonios tan desgarradores y de tanto valor para el futuro.

chocolate y alpiste

Con DNI

Chocolate y alpiste

Rafael Bardají 

 

SERÍAN diferentes las cosas si, al margen de los tiburones financieros, no se hubieran realizado derroches fáciles de evitar y algunos reconducibles? Un aeropuerto en Castellón se inauguró en la primavera antes de la entrada en servicio, prevista «ad kalendas graecas». En Reus, se han acabado los vuelos de Ryan Air y el de Monflorite dejó de funcionar tras un largo periodo en «stand by». En los tres casos hay otros aeropuertos cerca. La televisión valenciana arrastra una deuda financiera cercana a los 1.200 millones y su share ronda solo el 4 % en un medio que, como Telemadrid, se dedica más al «agit prop» que al servicio público de informar. Ahora que se empiezan a cerrar guarderías, se exprime a los profesores de la pública, se demora el pago en las residencias o, como en Aragón, no se cubren las plazas concertadas, alguien tendrá que decidir ya e impedir duplicidades. A los virreyes regionales les gusta el juego del control mediático, lo que ha impedido diseñar fórmulas consistentes en que los centros regionales de TVE se fusionen con la red de las autonómicas. En España, existen cuatro circuitos de velocidad y solo uno es sede del campeonato de Fórmula 1. De Motorland no hablo porque los gestores del PAR no dan cifras y de lo que no sé prefiero no opinar, aunque sospeche. Insisto en las seis ventanillas -con sus duplicidades- a las que tenemos que acudir los aragoneses. En Aragón hay más de 700 municipios, la décima parte de los ayuntamientos españoles. Muchos no llegan a los 100 habitantes. Rudi dice que hay que pararse a pensar, pero creo yo que hay que actuar ya. Evitaré referirme al chocolate del loro –en las Cortes de Aragón, con la excepción de Nieves Ibeas (CHA), no se apea nadie del coche oficial-, porque hay muchos loros a los que dar alpiste. Para redondear, nadie ha impedido que los directivos de la intervenida CAM se vayan a su casa con 13 millones y créditos al 0 %. Si no es un delito se le parece, y de los gordos. Racionalizar el gasto no debe ser sinónimo de parálisis. Al Festival de Teatro de Huesca, los recortes no han sido un freno para el éxito por su altura y su inmersión social y el IES Servet de Zaragoza ha dado una lección en el V Centenario del teólogo sijenense ante la tibieza institucional.

Acerca de Los Titiriteros de Binéfar

Cultura y titiriteros

Cuando sea mayor, quiero ser bandolero como tú”. Un moñaco se hace oír en la plaza de Troncedo mientras recorre atemorizado el sendero que le lleva al molino donde moler una talega de trigo portada a lomos de su burra Gitana. El bandido Cucaracha, que lejos de arrebatarle el grano le había entregado una bolsa con monedas de oro, le responde: “Zagal, si te portas bien, cuando seas mayor, serás director general de Cultura”. El misache había sido advertido por su madre, una humilde mujer víctima del cacique, de las correrías de este Robin Hood monegrino del XIX. Este es uno de los pasajes, con guiños al presente, del repertorio que desde hace años portan en su furgoneta por los rincones de España y Latinoamérica Los Titiriteros de Binéfar. Leyendas y cuentos macerados con espíritu festivo y pedagógico que bucea en la memoria –el mejor piropo que ha recibido Paco Paricio fue el de una niña que le espetó: me recuerdas a mi abuelo- y hunde sus raíces en la Institución Libre de Enseñanza, que tanto desprecia el prohombre encargado, en teoría, de dinamizar  la cultura aragonesa. Los Titiriteros se lo han currado con investigación, estudio, interminables ensayos, miles de funciones y la cuidada elaboración de marionetas de Pilar Amorós en la apuesta de un espectáculo para divertir e instruir. El señor Vadillo debería ir este verano, aunque solo fuera para aprender, a Abizanda donde, con el entusiasta apoyo del desaparecido alcalde Pedro Santorromán, los Titiriteros rehabilitaron para teatro y museo dos casas de este lugar de Sobrarbe. Al lado, la abadía con el museo de Religiosidad popular bajo el alma de Ángel Gari y la torre del siglo XI,  con exposiciones vanguardistas. El Festival Internacional de Títeres es una muestra selecta de una manifestación artística universal al que se acercaron  autores como García Lorca, Bergamín, Blanco Amor o Juan Ramón Jiménez. Es cultura que conjuga la excelencia próxima con la proximidad excelente a través de sentimientos de gentes que, en Aragón, se expresan en tres lenguas. De esa cultura, con o sin apoyos –la administración está para impulsar iniciativas creativas  que no cubren los bancos  u otras estructuras de poder y no para dinamitarlos-, que solo tiene cabida en épocas de libertad.